Mi visión hoy de Colombia



Rafael Céspedes Morillo

Tengo profundo conocimiento sobre la política venezolana, creo conocer hasta cierto nivel la composición del gobierno actual y hasta algunas de sus fisuras.
Conozco casi todos los componentes de la oposición venezolana y de la no tan oposición; he visto el desarrollo de la gran mayoría de las corrientes políticas, he visto el quehacer de una gran parte de las instituciones no partidarias.
He vivido, he sufrido, he participado, he sido y soy un enamorado de Venezuela, doliente cuasi familiar de los sucesos primarios a partir del 1998, por haber tenido protagonismo de algún modo, en el acontecer y los resultados electorales de diferentes tipos, modos, lugares y tiempos.
Lo que algunos ven como corriente o como tendencia del comportamiento en Latinoamérica en cuanto a los resultados electorales, NO es así.
Pienso que eso es más bien el resultado de los egoísmos, de la desunión, de la incomprensión, y por otro lado, fruto del juego a muerte de los intereses mezquinos de las grandes corporaciones, de los grandes capitales y sin duda de los manejos de las potencias en la geopolítica.
Hace ya años que las que fueron corrientes políticas con hegemonía en estos países ya no lo son, sus fuerzas se fueron extinguiendo.
Hablar hoy de la Internacional Sicialista, de Socialcristianismo, de la Liberal, es hablar de casi cero No tienen fuerzas, sus incidencias son prácticamente ningunas.
Chile no es el resultado de una tendencia, Chile es el resultado del desengaño, de la unidad de factores y sectores, que a la vez es por el resultado de la desunión, de la avaricia, de la falta de visión y de capacidad de unir fuerzas contra el mal cuando dicen ser los buenos pero actúan peor.
Las llamadas izquierdas han mostrado que tienen más capacidad de unir esfuerzo, se erigen sobre las cosas que las unen, las llamadas corrientes de derechas, hacen exactamente lo inverso: discuten sobre las cosas que no comparten y dejan para después las que las unen, por eso a ellos se les puede aplicar aquella reflexión que dice: ‘’a veces se hace tarde muy temprano’’ por casi siempre eso es lo que les pasa.
A Colombia aún le queda una oportunidad. Confio en que mi análisis pueda verse materializado y Petro tenga en su próxima participación la derrota que veo posible, lo veo posible, lo creo probable, porque Petro obtuvo su techo mas los desencantados, mas los frustrados, mas los sin fuerza y otros que votaron por Petro para darle una ‘’oportunidad’’ a ver si las cosas cambian.
Así, en el 1998 en Venezuela, y bueno, sí hubo cambio, pero qué cambio!.
Petro y su 40%, asumo que no tiene más de un 30 a un 33% de voto duro, de modo que si el otro sector sabe hacer las cosas y en lo particular hace lo que se debe hacer, entonces su voto pudiera crecer de un 8% a un 10%.
Si eso ocurriera, entonces estaríamos viendo a un Petro en una votación con su techo y un oponente acumulando su techo y los patriotas reales, que estaríamos hablando de un 34% a un 37% de los votos, es decir, la mayoría en una segunda vuelta que le daría la victoria, por poco margen, pero victoria al fin.
Sin decir que el oponente de Petro sea bueno para Colombia, creo eso sí, que Petro sería algo así como un Chávez con experiencia, es decir, peor.
Ojalá y mis consideraciones se hagan realidad no solo por el bien de los colombianos, sino también para que sirva de espejo y/o ejemplo a sus vecinos venezolanos.
De esto hablaré próximamente en una segunda parte, de cómo lo veo, y porqué en esta oportunidad sí veo factible y posible derrotar al régimen de Nicolás Maduro y compartes, aunque sin incluir todas las partes. 08/06/22
CONTINUARA…

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