Dando Jaque: ¿Quién pone el cascabel al gato?




-Ramón Vargas

Esta pregunta tiene su origen en la fábula que cuenta la historia de una comunidad de ratones que buscaban la solución para resolver el problema de un gato que se alimentaba de ellos.

Se realizó una asamblea de miomarfo de la familia Muridae; entre ellos, uno tuvo la brillante idea de proponer colocar un cascabel al gato para ubicar su posición y alertar a la familia del peligro; la complicación surge cuando un temeroso asambleísta, pero más pensante que los otros, hace la pregunta: ¿quién pone el cascabel al gato?

Una diarrea colectiva fue la excusa que impidió que apareciera un valiente voluntario… el encuentro terminó con más pena que gloria.

Recientemente, los europeos ordenaron a los ratones del Tribunal Internacional en Roma que buscaran una solución para resolver el fracaso y la inminente derrota que Putin le dará en Ucrania. Los ratones romanos tomaron la sabia medida de ordenar el arresto de Vladimir Putin, alegando crímenes de guerra.

Resultó muy extraña una medida tan express de un juicio que nadie se enteró y donde el acusado debió contar con los medios adecuados para su defensa; más aún, tratándose de jueces occidentales, que cuando se trata de defender lo indefendible, son muy rigurosos exigiendo el debido proceso.

Algo que también resulta inexplicable es que los ratones romanos deben saber que las grandes potencias, desgraciadamente, están por encima del bien y del mal.

Es decir, Rusia, China, USA, Israel, Irán y otros. Incluso Norteamérica ha dicho, en repetidas ocasiones, que si condenan a un militar o funcionario, emplearían la fuerza para impedirlo. Entonces, ¿por qué a Rusia ahora?

Las razones son obvias y eso es lo que quita seriedad a la decisión del mal llamado “tribunal”.

Después de la segunda guerra mundial, miles de crímenes de guerra han sido cometidos (en su mayoría por países de la órbita occidental). amparado siempre en la complicidad de sus dirigentes. Además, es sabido que las grandes potencias no reconocen el estatuto del tribunal de marra para tener impunidad en su accionar.

El problema de Occidente es que viven en un pasado y, como los caballos, usan anteojeras para ver a un solo lado. La locura de Occidente hoy, como la diarrea de los ratones ayer, es colectiva.

Ante un dominio que ven escapar, no razonan para que el mal sea menor sino que se hunden cada vez más en el pantano. A la locura de utilizar el dólar como instrumento político de dominación, ahora pretenden usar las instituciones, acelerando su propio descrédito.

Frente a esta situación descabellada, la pregunta es: ¿Cuál de los ratones de Roma irá a Moscú a poner el cascabel a Putin?

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