Partidos políticos cooperativistas



Isidro Toro Pampols

Las cooperativas, por principios, son organizaciones que en su desarrollo no deben ser ni partidista ni religiosa, lo que no es óbice para que existan grupos organizados políticamente que fomenten y apoyen la economía asociativa como una vía probada de combate a la pobreza. Veamos algo de historia.

Robert Owen fue un empresario y socialista utópico británico quien es reconocido como el creador del cooperativismo en el siglo XIX, llevando a la práctica sus ideas reformistas primero en su fábrica de New Lanark, Escocia y luego en las «colonias» de New Harmony, donde trató de aplicarlo a la producción.

Los «principios de Rochdale», fundamento de la filosofía cooperativista, señalan que «las cooperativas son organizaciones democráticas controladas por sus miembros, quienes participan activamente en la elaboración de sus políticas y en la toma de decisiones». Como podemos observar, muy alejado de las practicas del capitalismo salvaje propio de la Inglaterra victoriana.

Karl Marx y Frederick Engels admiraban a Owen y alabaron las cooperativas de productores de su época porque eran la demostración de que la producción gestionada comunitariamente era superior al capitalismo. El punto nodal en la controversia marxista es que las cooperativas deben tener éxito en el mercado capitalista.

En 1917 el Congreso del Movimiento Cooperativista británico deicidio crear un partido político con el fin de llevar adelante las ideas del cooperativismo. En 1927 firmaron un pacto electoral con el Partido Laborista que aún se mantiene.
El partido en sus años mozos centró su lucha en defender los valores del cooperativismo, como el reconocimiento de la economía social y las empresas cooperativas.
Hoy aboga por una economía y sociedad sostenible, una cultura de ciudadanía y un negocio socialmente responsable representado por la práctica de las cooperativas comerciales e industriales.
El Partido Cooperativo busca avanzar en su agenda a través del Partido Laborista Parlamentario, con quien comparte valores comunes. En las elecciones de 1918 obtuvieron una diputación, mientras que en las del año 2017, lograron 36 asientos, aumentando en 12 con respecto al año 2015 donde estaban representados por 24 parlamentarios.

El partido mantiene una importante representación, aunque siempre la contabilizan en la lista del Partido Laborista.

La agrupación se establece por seccionales o «Consejos de la Sociedad del Partido» los que son autónomos. Normalmente incluyen uno o más condados o circunscripciones y están vinculados a una cooperativa minorista o a un grupo cooperativo.

Estos “Consejos” gozan de gran autonomía en temas de política local y deben ser consultados en materia nacional.

Financieramente la agrupación se sostiene por subvenciones hechas por seis de las sociedades cooperativas minoristas más grandes del país y por los aportes de los militantes o simpatizantes.

En 1917 se funda en México el Partido Nacional Cooperatista (PNC), bajo la presidencia del general Jacinto B. Treviño. En su programa se contempla fomentar el cooperativismo como solución a los problemas económicos de la nación, por lo que su divisa es la democracia económica cooperativa; nacionalización de la tierra y de las grandes industrias de servicios públicos; fomentar la infraestructura de apoyo a la producción; desarrollo de la educación pública y autonomía de los centros universitarios y técnicos de enseñanza; revisar y reformar el sistema penal eliminando la pena de muerte; crear guardias ciudadanas en sustitución del Ejército; adherirse al principio universal de no intervención en el orden internacional, entre otros postulados.

Ya en la década de los años veinte el partido sufre una serie de crisis de identidad producto de las alianzas electorales que concretan, lo que originan sucesivas divisiones que finalmente diluyen la organización.

Es nuestra opinión que, indiscutiblemente, el cooperativismo no debe ser partidario y menos tener un partido propio que lo represente. La fuerza del cooperativismo está en aquilatar la acción sobre la base de los prístinos principios que lo sustenta y, con la fuerza moral que ello representa, ser un interlocutor sensato ante las instancias del Estado que defienda las ventajas de una economía social sana y vigorosa en el mercado capitalista.
Partidos políticos cooperativistas
Isidro Toro Pampols

Las cooperativas, por principios, son organizaciones que en su desarrollo no deben ser ni partidista ni religiosa, lo que no es óbice para que existan grupos organizados políticamente que fomenten y apoyen la economía asociativa como una vía probada de combate a la pobreza. Veamos algo de historia.

Robert Owen fue un empresario y socialista utópico británico quien es reconocido como el creador del cooperativismo en el siglo XIX, llevando a la práctica sus ideas reformistas primero en su fábrica de New Lanark, Escocia y luego en las «colonias» de New Harmony, donde trató de aplicarlo a la producción.

Los «principios de Rochdale», fundamento de la filosofía cooperativista, señalan que «las cooperativas son organizaciones democráticas controladas por sus miembros, quienes participan activamente en la elaboración de sus políticas y en la toma de decisiones». Como podemos observar, muy alejado de las practicas del capitalismo salvaje propio de la Inglaterra victoriana.

Karl Marx y Frederick Engels admiraban a Owen y alabaron las cooperativas de productores de su época porque eran la demostración de que la producción gestionada comunitariamente era superior al capitalismo. El punto nodal en la controversia marxista es que las cooperativas deben tener éxito en el mercado capitalista.

En 1917 el Congreso del Movimiento Cooperativista británico deicidio crear un partido político con el fin de llevar adelante las ideas del cooperativismo. En 1927 firmaron un pacto electoral con el Partido Laborista que aún se mantiene.
El partido en sus años mozos centró su lucha en defender los valores del cooperativismo, como el reconocimiento de la economía social y las empresas cooperativas.
Hoy aboga por una economía y sociedad sostenible, una cultura de ciudadanía y un negocio socialmente responsable representado por la práctica de las cooperativas comerciales e industriales.
El Partido Cooperativo busca avanzar en su agenda a través del Partido Laborista Parlamentario, con quien comparte valores comunes. En las elecciones de 1918 obtuvieron una diputación, mientras que en las del año 2017, lograron 36 asientos, aumentando en 12 con respecto al año 2015 donde estaban representados por 24 parlamentarios.

El partido mantiene una importante representación, aunque siempre la contabilizan en la lista del Partido Laborista.

La agrupación se establece por seccionales o «Consejos de la Sociedad del Partido» los que son autónomos. Normalmente incluyen uno o más condados o circunscripciones y están vinculados a una cooperativa minorista o a un grupo cooperativo.

Estos “Consejos” gozan de gran autonomía en temas de política local y deben ser consultados en materia nacional.

Financieramente la agrupación se sostiene por subvenciones hechas por seis de las sociedades cooperativas minoristas más grandes del país y por los aportes de los militantes o simpatizantes.

En 1917 se funda en México el Partido Nacional Cooperatista (PNC), bajo la presidencia del general Jacinto B. Treviño. En su programa se contempla fomentar el cooperativismo como solución a los problemas económicos de la nación, por lo que su divisa es la democracia económica cooperativa; nacionalización de la tierra y de las grandes industrias de servicios públicos; fomentar la infraestructura de apoyo a la producción; desarrollo de la educación pública y autonomía de los centros universitarios y técnicos de enseñanza; revisar y reformar el sistema penal eliminando la pena de muerte; crear guardias ciudadanas en sustitución del Ejército; adherirse al principio universal de no intervención en el orden internacional, entre otros postulados.

Ya en la década de los años veinte el partido sufre una serie de crisis de identidad producto de las alianzas electorales que concretan, lo que originan sucesivas divisiones que finalmente diluyen la organización.

Es nuestra opinión que, indiscutiblemente, el cooperativismo no debe ser partidario y menos tener un partido propio que lo represente. La fuerza del cooperativismo está en aquilatar la acción sobre la base de los prístinos principios que lo sustenta y, con la fuerza moral que ello representa, ser un interlocutor sensato ante las instancias del Estado que defienda las ventajas de una economía social sana y vigorosa en el mercado capitalista.

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