Por Ramón Vargas
Últimamente, luce muy nervioso el doctor Leonel Fernández… y tiene razón en estarlo.
Son muy altas las posibilidades de que el doctor Guillermo Moreno, sea proclamado candidato a senador, en alianza con el Partido Revolucionario Moderno (PRM).
Su estrategia está diseñada en promover a su hijo para gobernar a través de él. Con una taza de rechazo por encima de la simpatía, él, que tonto no es, sabe que su crecimiento ficticio se debe a la impopularidad del danilismo, competidor de su tradicional clientela electoral.
Es bueno recordar que los galleros, hombres de sapiencia curtidos en la universidad de la vida, nunca enfrentan un pollito con un gallo de calidad probada.
Tener de frente un candidato a la senaduría capitalina de la calidad moral del doctor Guillermo Moreno, hijo de una familia honorable y con una hoja de vida que pocos políticos (si es que hay algunos), quisieran tener, no es cualquier cosa.
Todo eso con el apoyo de un partido poderoso y un presidente con la popularidad por las nubes. Para vencer eso, como diría Julio Iglesias, hay que ser torero.
Otro obstáculo difícil de sortear, hasta para una saltadora como Senyú, es la resistencia de altos dirigentes del PLD, que ven en la estrategia de Leonel la pretensión de posicionar a su hijo como heredero, desconociendo el trabajo de estos por muchos años en la lucha partidaria.
Es de todos conocidos los niveles de resistencia, empezando por el mismo Danilo; eso es entendible. Si los principales dirigentes del PLD actuaran diferente, estarían amolando cuchillos para sus gargantas.
Más aún, esos dirigentes saben que el triunfo o el fracaso de Leonel, está en la candidatura de su hijo.
Consciente de los obstáculos que enfrenta, ha denunciado una campaña de descrédito contra su hijo que, por cierto, por ningún lado nadie ve; parece más bien la excusa adelantada de una derrota.
La cacareada unidad que no ha sido asumida personalmente por ninguno de los líderes de los dos peledé, se evidencia recurriendo a una figura de tercera categoría en el quehacer político nacional como Miguel Vargas, esa es la mejor muestra de la desconfianza existente y que están apostando al fracaso de uno como la victoria del otro.
No debe extrañar a nadie que en los próximos días veamos un Leonel, conocido por ser un hombre tranquilo y controlado, viendo fantasmas y conspiraciones. El miedo es humano…
Para ser senador por una plaza tan exigente como la capital del País, no basta con ser simplemente joven e hijo de un expresidente, hay que tener méritos y experiencia acumulada.
Cuando den el timbrazo y los caballos salgan, ahí veremos de qué material está hecho el cachorro del otrora león…
