Isidro Toro Pampols
El presidente argentino expuso su programa de reformas neoliberales advirtiendo que, de no hacerse su voluntad, el país sufrirá una catástrofe.
Advirtió el 30 de diciembre del 2023, ya en el final del año, que si el Congreso de la Nación no aprueba el paquete de amplias y profundas reformas que impulsa su Gobierno, el país vivirá una «catástrofe de proporciones bíblicas».
«A menos que hagamos lo necesario ahora, nos dirigimos a una catástrofe económica de una magnitud desconocida para cualquier argentino vivo», vaticinó el mandatario en un mensaje emitido por cadena nacional de radio y televisión en la noche de la fecha señalada.
«Esta ley brinda al Ejecutivo las facultades necesarias para actuar frente a esta situación de emergencia, evitar la catástrofe económica, además de impulsar reformas profundas en materia comercial, impositiva, productiva, social, de seguridad, educativa y en todos los órdenes de gobierno», argumentó.
El líder de la formación de ultraderecha La Libertad Avanza, minoritaria en el Congreso, explicó que la cantidad y celeridad de las medidas, alrededor de quinientas, son necesarias para intentar «morigerar los efectos de la peor herencia de la historia» y dejar atrás el «modelo de la casta que hunde a los argentinos en la miseria».
«Nuestras reformas, señala Milei, implicarían niveles de libertad económica que en un lapso de 45 años nos permitirían aspirar a multiplicar por diez veces nuestro PIB per cápita, alcanzando niveles similares a los de Irlanda», quien concluyó su mensaje invocando «a la fuerza del cielo».
Cierto que el gran país suramericano lleva casi cien años de gobiernos que no atinan en el blanco del progreso sostenido con justicia social, por lo que el electorado apostó por un radical anarcocapitalista para reorientar el rumbo, pero ya en el poder, el señor Milei coloca lejos el horizonte de la recuperación por lo que en caso de cualquier fracaso anticipado ya tiene su alegato preparado.
Lo cierto es que los experimentos neoliberales en Iberoamérica han resultado trágicos. El único relativamente exitoso fue el de Chile en tiempos de Pinochet el cual avanzó mucho, pero a sangre y fuego, conculcando derechos fundamentales de la ciudadanía, incluso con cárcel y el asesinato de opositores, logrando números macroeconómicos de países cercano al llamado primer mundo, pero de espalda a muchos aspectos importantes de justicia social.
Otros países avanzaron tanto como para entregar bienes a sectores privados nacionales e inclusos trasnacionales, garantizarles seguridad jurídica mientras que la deuda social aumentaba y el problema quedaba siempre en manos de los gobiernos que, en buena medida, habían perdido recursos y capacidad gerencial, reduciendo sus posibilidades de maniobra.
Pienso en la privatización, que las hay de todo tipo tanto buenas como malas, lo importante es adelantar las necesarias sobre bases cristalinas cuidando el interés nacional.
Suena bonito, lo difícil es encontrar el recurso humano, que no es un individuo, que la lleve adelante con objetivos patrióticos.
Veremos qué pasará con este nuevo experimento neoliberal en Iberoamérica, por lo pronto,
Argentina seguirá llorando.
